La ubicación del nuevo mercado, en el polo contrario de su situación actual, permite la recuperación del espacio público volcado a la calle peatonal, regeneración de la identidad local, de la vida del barrio.
Se produce la transición entre el espacio para las relaciones, el ocio, las compras, lugares de encuentro. Este edificio actúa como centro de la experiencia urbana, es un catalizador que sirve de estímulo para movilizar a la gente.
Se propone un edificio que volumétricamente presenta una variedad de secuencias espaciales materializadas en tres plantas sobre la plaza, variedad espacial resultado de la actividad generada.